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El fin del horario de verano y lo que realmente espera la gente con el cambio de hora

Reloj frente al campus de la Universidad de Florida al anochecer, horas antes de que el país retroceda sus relojes por el fin del horario de verano. Foto por: Candy Fontana Verde.
Reloj frente al campus de la Universidad de Florida al anochecer, horas antes de que el país retroceda sus relojes por el fin del horario de verano. Foto por: Candy Fontana Verde.

Este domingo, a las 2 a.m., la mayoría de Estados Unidos retrocederá sus relojes una hora.

Para muchos será una hora extra de descanso; para otros, una costumbre que ya no tiene sentido.

Por un lado, están quienes disfrutan las tardes largas de verano, que creen que el horario extendido cumple su propósito.

“Tiene sentido durante el verano y creo que ahí es donde es más importante. Durante el invierno, bueno, si estás en el norte, el cielo ya está oscuro todo el tiempo, así que realmente no importa”, dijo Mictla Chadwick, estudiante de cuarto año de conservación de recursos naturales en la Universidad de Florida.

Por otro lado, otros sienten que el cambio interrumpe su ritmo cotidiano y reduce las horas productivas del día.

“Siempre siento que voy muy atrasada porque ya es de noche y no hice todo lo que tenía que hacer, pero recuerdo que, una vez más, es el horario de verano y no soy yo, es la hora”, dijo Rachel Alexandra Martinez, estudiante de segundo año de ingeniería industrial en UF.

El “Daylights Saving Time” (horario de verano) en Estados Unidos se decretó por primera vez en 1918, cuando el Congreso aprobó la Ley de Hora Estándar durante la Primera Guerra Mundial para aprovechar más horas de luz y reducir el consumo de energía.

Aunque después hubo propuestas en distintos estados para eliminar la medida, ninguno tuvo éxito.

En 1966, el Congreso aprobó la Ley de Tiempo Uniforme , que creó un calendario común y permitió exenciones para los estados que quisieran quedarse todo el año en horario estándar. Por eso Hawái, la mayor parte de Arizona y varios territorios estadounidenses no observan el horario de verano.

Michael D. Martinez, profesor de ciencias políticas en UF, dice que ese marco legal sigue determinando lo que los estados pueden y no pueden hacer.

“Florida podría, si quisiera, pasar a la hora estándar permanente, así que no observaría el horario de verano”, dijo Martinez. “Pero el gobierno federal no da a los estados la opción de pasar al horario de verano permanente”.

En la última década, legisladores de Florida presentaron repetidas veces la Ley de Protección Solar en 2018, 2019, 2021 y 2023 para fijar el horario de verano como el nuevo estándar nacional.

Aunque una versión fue aprobada por el Senado en 2022, la Cámara de Representantes nunca votó por el proyecto de ley.

Para lograrlo habría que cambiar la ley federal, pero eso abriría problemas de coordinación.

“El este de Florida estaría en una zona horaria diferente a la de Georgia. Así que, cuando viajes hacia el norte, cambiarías de zona horaria, y eso normalmente no ocurre, ¿verdad? Por lo general, cambias de zona horaria cuando viajas de este a oeste”, dijo Martinez.

En enero, Rick Scott, el senador de Florida, volvió a plantear en el Congreso la Ley de Protección Solar para dejar permanente el horario de verano y eliminar los cambios de hora. Sin embargo, la iniciativa no se ha llevado a votación en los cuerpos legislativos.

“ Tenemos que tener diferentes zonas horarias porque es un país grande, pero hay que limitar el número de zonas horarias que tenemos y, si un estado quiere excluirse, tiene que hacerlo por completo, en lugar de hacerlo por partes”, dijo Martinez.

Desde la perspectiva médica, cambiar la hora dos veces al año no es lo ideal para el organismo. El neurólogo de la Universidad de Florida, Dr. Michael Jaffee, explica que nuestro reloj biológico necesita estabilidad y que los ajustes semestrales desalinean el descanso y la atención.

“Desde una perspectiva biológica, cambiar dos veces al año como lo hacemos no es lo óptimo”, dijo Jaffee.

El impacto se nota especialmente en primavera, cuando se pierde una hora de sueño, allí se agrava la privación y aparecen más riesgos a corto plazo.

“Algunos de los retos que se han descrito en primavera se deben a que ya sufrimos falta de sueño, y luego perdemos una hora y la falta de sueño es aún mayor. Eso puede provocar muchos problemas biológicos, desde trastornos del ritmo cardíaco hasta accidentes de tráfico”, dijo Jaffee.

Aunque en otoño se gana una hora, no todos se adaptan por igual. Quienes son naturalmente más nocturnos suelen tener más dificultad al volver al horario estándar, porque anochece más temprano y su reloj biológico tarda más en ajustarse.

“Todos y cada uno de los sistemas de nuestro cuerpo se ven afectados de alguna manera por el sueño que tenemos y por intentar conseguir un sueño de buena calidad”, dijo Jaffee.

Para adaptarse al cambio de hora, Jaffee recomienda limitar la luz artificial por la noche y evitar pantallas electrónicas. También aconseja tratar de aprovechar tanta luz natural como sea posible para ayudar al cuerpo a sincronizarse en los primeros días o la primera semana.

En primavera, cuando se pierde una hora, él sugiere adelantar la hora de dormir de forma gradual, unos 10 a 15 minutos por día antes del cambio, para que la transición sea más llevadera, especialmente en personas más nocturnas.

Mientras el Congreso no modifique la ley, los estadounidenses seguirán cambiando sus relojes dos veces al año. Este domingo, al menos, tendrán una hora más para dormir y amaneceres más claros.

Candy is a reporter for WUFT News who can be reached by calling 352-392-6397 or emailing news@wuft.org.

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