El aumento de 100.000 dólares en la tarifa de patrocinio de la H-1B coloca una nueva barrera en la ruta profesional de los estudiantes internacionales de la Universidad de Florida.
Julio Leonardi, 20 años, estudiante internacional de ciencias de la computación en su tercer año en UF, dijo que competir por oportunidades se ha vuelto más difícil, pese a tener un perfil similar al de sus compañeros.
“Yo estoy en las mismas organizaciones estudiantiles, credenciales similares y los veo (a los demás estudiantes) ganar trabajos y yo no”, dijo Leonardi.
También señaló que algunos empleadores le han cerrado la puerta al talento internacional, incluso en etapas tempranas como en las pasantías.
“Habían estas compañías que solían dar patrocinio, incluso para sus pasantías”, dijo Leonardi. “Ellos decían que estaban abiertos a estudiantes internacionales, pero ese ya no es el caso para alguna de estas compañías”.
La proclamación del aumento en la tarifa se firmó el 19 de septiembre y entró en vigor el 21 de septiembre, elevando los costos de patrocinio para las empresas y, en algunos casos, reduciendo las oportunidades de nivel inicial para quienes planeaban convertir su visa de estudiante F-1/OPT en una H-1B.
La H-1B es la visa más utilizada por graduados extranjeros para permanecer trabajando en los Estados Unidos después de sus estudios. Generalmente, quienes están con visa F-1 pasan por un permiso temporal conocido como OPT o OPT-STEM, y luego solicitan la H-1B si encuentran un empleador dispuesto a patrocinarlos. Con el nuevo cargo, este proceso se vuelve más costoso y, para algunos, más incierto.
El secretario de Comercio, Howard Lutnick, añadió que el cambio probablemente reducirá el número de H-1B porque “ya no es económico” y afirmó que, si una empresa necesita traer a un ingeniero altamente especializado, “entonces puede pagar 100.000 dólares al año por la visa H-1B”.
En un panel realizado el 29 de septiembre sobre cómo las leyes migratorias impactan en el estado de Florida, Luisa Paulino, especialista en apoyo familiar en temas migratorios, dijo que atiende a personas que han seguido cada paso al pie de la letra y aun así llegan con dudas y miedo.
“Tengo clientes que están pasando por el proceso de naturalización o ajuste de estatus y han hecho todo correctamente”, dijo Paulino. “Pero están aterrorizados de acudir a sus entrevistas porque no saben lo que va a suceder”.
Señaló que la preocupación aumenta cuando no se respeta del todo el debido proceso y cuando circula desinformación en redes. Añadió que hay normas y prácticas de perfilamiento por acento, idioma o tipo de trabajo, lo que deja a muchas familias con la sensación de mayor vulnerabilidad y riesgo de separaciones.
Desde el lado del mercado laboral, la abogada de inmigración Yunjuan (Sarah) Bai, socia directora en BW LAW, una firma de abogados de inmigración, describe un panorama mixto en Florida, con mucho talento y necesidad de mano de obra en agricultura, construcción y hostelería, pero con cautela al contratar.
“Hay muchos inmigrantes trabajando en esa zona (Florida). Pero ahora tienen mucho miedo de estar aquí, de trabajar aquí”, dijo Bai.
Además del ajuste en la H-1B, Bai advierte que hay cambios en discusión para la categoría F-1 que merecen atención. El plan pondría fin a la admisión basada en la “duración del estatus”. Esto sería reemplazado por períodos fijos de hasta cuatro años, con extensiones presentadas ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos. El estudiante deberá comprobar los fondos y una justificación académica.
“Cualquier persona aquí que tenga un visado F-1 tiene que estar al tanto de la nueva ley y los nuevos cambios”, dijo Bai.
Un estudiante del Perú, en su cuarto año de estudios de administración de empresas en UF, pidió mantenerse en el anonimato por miedo a que su visa se vea afectada.
Incluso con buen rendimiento, dijo que siempre se enfrenta con la misma pared en los eventos de reclutamiento.
“Siempre me decían que no, que ni siquiera era posible, aunque aplicase no iba ni siquiera poder pasar a la siguiente fase por ser internacional”, dijo el estudiante.
Además añadió que todo eso lo ha dejado desanimado y, por momentos, desesperanzado.
“Todas las cosas que hago, por todo lo que trabajo, es sacrificio y esfuerzo, pero el hecho de que no pueda (conseguir trabajo) por mi título internacional me pesa”, dijo el estudiante.
También buscó orientación en el Centro Internacional de UF y con asesores, pero cuenta que, cada vez que planteaba un problema, lo enviaban con otra persona y luego a otra oficina, sin que nadie le diera una respuesta clara.
Dijo que estuvo “de ida y vuelta”, sin sentir apoyo real, hasta que los trámites se retrasaron. Según explica, esa falta de coordinación y de indicaciones precisas hizo que perdiera dos pasantías que ya tenía encaminadas.
“ Lo difícil, ya lo hice; pero la universidad no me dio las herramientas para poder terminar de hacerlo y es frustrante”, dijo el estudiante.
En relación con las preocupaciones de los estudiantes internacionales, Noticias WUFT consultó a la Universidad de Florida sobre cómo está afrontando la situación.
Cynthia Roldán Hernández, directora de asuntos públicos, respondió por correo que agradecen la oportunidad de comentar, pero que “no tienen nada que añadir”.