No hay nada más Florida Gators que emocionar a la fanaticada al final de la temporada. En una temporada manchada por derrotas, lesiones y frustraciones, Florida cerró el año con un 40–21 sobre Florida State que fue, al mismo tiempo, una despedida y un partido que deja esperanzas altas para una próxima temporada llena de incertidumbres. En medio de todo, la noche le pertenecía a Jadan Baugh, logrando la segunda mayor cantidad de yardas en un partido de la historia del equipo.
Baugh convirtió The Swamp en su parque de juegos, 38 acarreos, 266 yardas, dos touchdowns y un promedio de 7.0 yardas por intento. No solo firmó la mayor cantidad de yardas por tierra para un Gator, también superó la barrera de las 1,000 yardas en la temporada y estableció la marca de más yardas terrestres por cualquier jugador en la historia de esta rivalidad. Al terminar, el corredor confesó que estar en la misma lista que Emmitt Smith solo le hace pensar que “algo está haciendo bien” y que todo viene del trabajo silencioso de la pretemporada, donde se preparó “para partidos como este y para una temporada tan dura como la que tuvimos”.
El guión fue claro desde temprano, darle el balón a Baugh y vivir con el resultado. Florida abrió con un gol de campo y luego DJ Lagway encontró a J. Michael Sturdivant en la zona de anotación para tomar ventaja. FSU respondió con el brazo y las piernas de Tommy Castellanos, pero cada intento de reacción chocaba con una ofensiva de los Gators que controló el reloj (34:42 de posesión), sumó 440 yardas totales y convirtió en puntos los errores del rival, incluyendo dos balones perdidos de los Seminoles. Cuando Baugh selló el juego con su segundo touchdown, confesó que el plan era deslizarse antes de la línea de gol. “Coach me dijo que no anotara, pero no me haga eso, nosotros no queremos a esos tipos”.
Del lado aéreo, Lagway tuvo una noche discreta en números pero eficiente: 15 de 24 pases, 168 yardas, tres touchdowns y una intercepción. Encontró a Sturdivant, Tony Livingston y Hayden Hansen en la zona de anotación y manejó la ofensiva con calma, cambiando jugadas en la línea según el frente defensivo. Billy Gonzales no escatimó elogios: dijo que DJ “hizo un trabajo fantástico manejando el partido”, resaltando la cantidad de checks que hizo para meter al equipo en la carrera correcta. Lagway, que a lo largo del año quedó corto de las expectativas que lo acompañaban desde que llegó a Gainesville, habló de crecimiento más que de revancha: aseguró que cada juego lo ha hecho “un poquito mejor” y que esta fue una forma sólida de entrar al 2026, aunque admite que quiere recuperar la versión física que lo llevó a ser National Player of the Year.
La defensa, tan golpeada e inconsistente como el resto del equipo durante el año, también tuvo su noche. Sumaron cuatro capturas, una intercepción de Ben Hanks Jr. que cambió el ritmo del partido y 62 tacleadas en total. Myles Graham y Bryce Thornton lideraron el esfuerzo y, por una vez, el guión no fue el de dejar ir ventajas en la recta final. Jake Slaughter, centro y uno de los capitanes, lo resumió perfectamente: “Significó todo terminar así; sentimos que Jadan corrió como si alguien lo quisiera matar toda la noche y nosotros solo abrimos el camino”. Para Gonzales, este cierre tiene un sabor especial. Habló de lo “extremadamente importante” que fue darle este triunfo a los seniors en su último partido en The Swamp y lo llamó un “stepping stone” para quien sea que tome el control del programa. Baugh, por su parte, aseguró que no ha pensado demasiado en el cambio de coach; por ahora solo quiere disfrutar el momento con los compañeros que estuvieron “desde el día uno”. Lagway fue un poco más directo: reiteró que se siente bendecido de ser Gator y que lo único que le importa es “el logo y la marca”, pero también admitió que quiere ver quién será el próximo entrenador antes de pensar en el futuro.
Los Gators cierran 4–8, un registro que nadie en Gainesville hubiera firmado en agosto. La inconsistencia, los altibajos de Lagway y una lista eterna de lesionados explican sencillamente porque este equipo terminó donde terminó. Pero en la última noche del año, con Baugh corriendo como una leyenda en construcción y un vestuario que todavía cree, Florida recordó que el talento está ahí. Ahora toca descubrir si este fue solo un destello más… o el inicio de algo nuevo en una próxima temporada que ya se asoma, prometiendo ilusión y dudas a partes iguales.