Jose Felix Alfaro, quien es psicólogo clínico con más de 20 años de experiencia comenta que el síndrome del impostor nace del adentrarse a lo desconocido.
“El caso del síndrome del impostor está asociado a esas personas que van, migran, emigran para otro lugar y van llenas, cargadas de expectativas. Y esas expectativas no se cumplen. Entonces, ese síndrome está compuesto de tristeza, sensación de derrota.” explicó Alfaro.
El síndrome del impostor puede llegar a ser una experiencia en común en una comunidad donde el empezar de cero se convierte en una nueva realidad.
Este fenómeno fue definido por primera vez alrededor del año 1970 por la Dra. Pauline Clance y la Dra. Suzanne Imes como "La incapacidad persistente de creer que el propio éxito es merecido o que se ha logrado legítimamente como resultado del propio esfuerzo o habilidades.”
Una de las sensaciones que predominan recae en el miedo constante de ser "descubiertos" como un fraude. Esta vivencia interna no distingue edad, profesión o nivel de éxito.

Según Alfaro el síndrome está compuesto por tristeza, sensación de derrota, seguido de una duda constante al cuestionarse: ¿qué tan bueno soy?.
Usualmente las personas que viven en este estado mental la mayoría del tiempo se cuestionan el mérito de sus propios éxitos tanto en el ámbito personal como profesional. Siendo esto una de las características principales del síndrome del impostor.
La comparación acompañada de una baja autoestima con la incertidumbre de las capacidades como ser humano puede predisponer a una persona a vivir con miedo al éxito.
“Va muy ligado, obviamente, al tema de la autoestima, del valor que uno mismo se puede proveer en una circunstancia particular. Son personas que muy difícilmente aceptan halagos, que aceptan y dicen, oye, qué bien lo hiciste. Entonces, siempre son personas que tratan de pasar desapercibidos.” dijo Alfaro.
Vivian Cronenbold, abogada en Bolivia, fotógrafa e inmigrante expresa sus batallas mentales al momento de exponerse a comentarios de halagos o victorias profesionales.
“Me ha pasado que siento que hay una sobrevaloración, ¿no es cierto?. Y digo, bueno, capaz que no me conocen mucho, no tanto de mi trabajo, sino a veces como persona. A veces siento que me vendo más de lo que valgo.” aseguró Vivian.
Asimismo, Vivían expresó que “Creo que es algo muy raro este síndrome del impostor conmigo misma. ¿Por qué? Porque al principio yo me veo muy capaz. Yo me sobrevaloro. Pero yo misma al momento de tomar la acción, siento que no soy suficiente.”
Aunque parezca contradictorio este conflicto interno también es prominente en personas que requieren una alta exigencia laboral donde existe un estereotipo de éxito y la seguridad en sí mismo es aún más demandante.
Un estudio publicado en BMC Psychology reveló que aproximadamente el 62 % de los profesionales de la salud en todo el mundo experimentan el síndrome del impostor. Este análisis recolectó datos de más de 11,000 personas, mostrando que este fenómeno no solo es común, sino que también coexiste con consecuencias de salud mental como la ansiedad, la depresión, el estrés y el agotamiento profesional.

Los inmigrantes muchas veces se encuentran en medio de este dilema. Características como la competitividad y las ansias de superarse tienen gran peso entre los portadores del síndrome.
“El esfuerzo por reconocimiento que tiene un migrante hoy en día y más tratándose de un país tan competitivo como Estados Unidos y que está pasando por toda esa serie de situaciones ahorita desde lo social y lo político también, obviamente empuja a la persona a llevarse a unos límites nuevos que quizás no reconoce.” dijo Alfaro.
Para muchas personas inmigrantes latinas, el síndrome del impostor va más allá de la duda personal, en realidad puede llegar a ser el eco de expectativas culturales, estereotipos persistentes y la presión de “equilibrar” dos mundos, en el cual uno de ellos se basa en el “empezar de cero”. Aunque logran éxitos tangibles, aún sienten que no pertenecen o que sus logros no son válidos. Como señala Latinx Talk Therapy, estas creencias generan altos niveles de ansiedad, depresión, insomnio y disminución de la autoestima dentro de la comunidad latina.
Marialejandra Puentes, dueña del restaurante La Maracucha junto a su esposo Eros Puentes como gerente general, han recorrido un camino de resiliencia, esfuerzo, y constancia hasta llegar al punto de abrir un negocio exitoso en un país donde lo desconocido era parte de sus comienzos.
Eros comenta que definitivamente pueden llegar a cruzarse pensamientos inspiradores y muchas veces algunos no deseados, debido a la ambición de superar expectativas las cuales muchas veces los seres humanos no se exigen a diario.
“Bastantes veces siento que no soy tan bueno en lo que hago como cree la gente o como pienso yo.” expresó Eros.
Sin embargo, Eros resalta que gran parte de este éxito recae en no darse por vencido, ponerse una meta, respetarla y tomarla en serio.

Reconocer este síndrome no solo implica validar los logros individuales, sino también fomentar espacios donde los inmigrantes puedan compartir sus historias sin miedo, recibir apoyo psicológico culturalmente consciente y reconocer que su éxito es real fruto de su esfuerzo, habilidades y resiliencia.