Bajo la sombra de los árboles del Cementerio Evergreen, los nombres de 33 residentes del condado de Alachua resonaron en el aire. Eran personas que murieron sin que sus cuerpos fueran reclamadas, pero que no fueron olvidadas.
La comunidad se reunió el miércoles para participar en la ceremonia anual “Honrando a los que Partieron”, un evento que busca ofrecer dignidad y memoria a quienes fueron enterrados a expensas públicas.
“Que nuestra presencia hoy sea un testimonio de su valor y un recordatorio de que nadie está verdaderamente solo”, dijo Satori Days, gerente del programa de estabilización comunitaria, quien presidió la ceremonia.

La ceremonia inició con una oración de apertura centrada en la memoria, la dignidad de cada vida y la certeza de que nadie es olvidado.
El pastor Jesus Garcia, de la Iglesia Bautista Parkview, le pidió a la comunidad recordar con compasión a quienes partieron sin compañía y recalcó que toda vida merece ser tratada con dignidad.
“Aquellos cuyos nombres quizá no conozcamos, cuyas historias hayan sido olvidadas por el mundo, no son olvidados por Dios”, dijo Garcia.
La ceremonia tuvo principio en octubre de 2022, como una iniciativa de la Junta de Comisionados del Condado de Alachua, en colaboración con organizaciones religiosas locales y líderes comunitarios, con el objetivo de asegurar que ninguna vida quede en el olvido.
“La Junta de Comisionados del Condado de Alachua está firmemente comprometida a garantizar que todos los residentes, especialmente los más vulnerables entre nosotros, sean tratados con dignidad y compasión, tanto en vida como en la muerte”, dijo Charles “Chuck” Chestnut IV, presidente de la Comisión del Condado de Alachua.

El respaldo operativo y financiero de la ceremonia proviene del Programa de Entierros y Cremaciones para Personas Indigentes, financiado con ingresos generales del condado. El programa cuenta con un presupuesto anual de 125,000 dólares, dijo Days.
De acuerdo con los estatutos de Florida, cada condado debe ofrecer un programa de disposición final para personas indigentes, no reclamadas o desconocidas.
“El estado exige a los condados enterrar a quienes no tienen a nadie que los reclame, pero no requiere que la comunidad se congregue para decir adiós a estas personas”, dijo Harvey Ward, el alcalde de Gainesville. “Sabemos que impactaron vidas en esta comunidad, que fueron tan importantes para esta comunidad como cualquiera de los que estamos aquí hoy”.

Cuando alguien fallece en el Condado de Alachua sin familiares o recursos, la División de Servicios Sociales recibe el caso de hospitales u hogares de ancianos, e intenta localizar a los parientes con apoyo de un proveedor contratado. Si no se identifica a ningún familiar, se procesa como no reclamado y el condado gestiona la disposición final. Si una familia identifica que el condado ha asistido con la disposición final, puede comunicarse con el proveedor en el momento del fallecimiento.
En caso de cremación, las cenizas se conservan por un período limitado y luego se esparcen en el mar o en un jardín de esparcimiento de cenizas, como forma de asegurar un descanso digno.
Wayne Cope, residente del condado de Alachua, asistió por primera vez a la ceremonia movido por la idea de que nadie debería ser olvidado.
“Creo que es importante recordar a las personas; hay quienes atraviesan momentos extraordinariamente difíciles”, dijo Cope. “Es bueno ver que hay suficiente sentido de comunidad para que esto ocurra”.
El momento más solemne llegó con la lectura de los 33 nombres de personas enterradas en 2024, seguido por un silencio profundo. Según Days, el promedio anual de entierros bajo este programa es de 32 personas.
Lee Wilberschied, docente y secretaria del Gateless Gate Zen Center, y Michael Bannister, de la Asamblea Espiritual Bahá’í de Gainesville, Inc., leyeron en voz alta los nombres de las personas fallecidas.

La reverenda Catherine Dearlove, de la Iglesia Metropolitana Comunitaria Trinity de Gainesville, habló sobre el sentido comunitario del homenaje y la necesidad de no olvidar a quienes partieron sin compañía.
“Toda alma merece dignidad y toda persona es digna de ser recordada”, dijo Dearlove.

Añadió que el recuerdo debe traducirse en acciones concretas y sostenidas, más allá de un acto simbólico.
“Invirtamos en sistemas de cuidado y comunidades de compasión donde la vivienda no sea un privilegio, la atención médica no sea condicional y la dignidad no se gane, sino que se reconozca” dijo Dearlove.