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El rastro de turistas: El ecoturismo puede afectar a los animales silvestres

Un perezoso descansa A sloth perches languidly on a branch in one of Costa Rica’s vast forest preserves. (Gabriella Chavez/WUFT News)
Un perezoso descansa en la rama de un árbol en una de las áreas de conservación forestal de Costa Rica. (Gabriella Chavez/WUFT News)

Escrito y traducido por Gabriella Chavez

Costa Rica es un modelo a nivel mundial del turismo de la naturaleza gracias a sus políticas audaces que reforestaron la cuarta parte del país y empujaron la conservación. Hoy en día, el turismo masivo y las inversiones extranjeras hacen cuestionar si la atracción de Costa Rica es excesiva – y si se les ha dejado atrás a los operadores locales.

LA FORTUNA, COSTA RICA — Cerca de un tramo ocupado de la Carretera 142, uno de los innumerables tours de osos perezosos de Costa Rica atrae a los visitantes con una oferta irresistible: garantizado ver a un perezoso o le devuelven sus $60.

Al caminar por los senderos del parque, la curiosidad aumenta con cada vuelta, mientras los visitantes estiran el cuello para tratar de ver a una de estas criaturas de movimientos lentos en los árboles. Nuestro guía dijo que solo había tenido que devolver el dinero una vez en 10 años de trabajo, lo que demuestra la confianza en ver perezosos en este parque. Este pedazo de bosque, explicó, tiene todo lo que los perezosos necesitan: comida, refugio y seguridad ante la mayoría de los depredadores. Por ello, dado que tienen libertad para apartarse, siguen quedándose aquí.

La historia del guía fue sincera — y conmovedora. Pero a medida que avanzaba el recorrido, se hacía más difícil ignorar las contradicciones que se escondían a plena vista. El fragmento de bosque, aunque frondoso y lleno de cantos de aves, era pequeño y encerrado por carreteras pavimentadas e infraestructura. Los sonidos de la ciudad se filtraban — ruidos de motores, bocinas, y el día que estuvimos allí, de construcción. Era menos un santuario escondido y más un parche urbano de vegetación rodeado por una ciudad bulliciosa.

El guía destacó el compromiso del parque con el turismo ético y responsable, explicando cómo busca equilibrar la conservación con un negocio sostenible. Compartió los orígenes del parque: los propietarios originalmente habían planeado deforestar la tierra por madera. Sin embargo, cuando descubrieron osos perezosos viviendo en los árboles, reconsideraron. En lugar de talarlos, decidieron crear un sendero para observación de perezosos, transformando el terreno en un destino de ecoturismo.

Sin embargo, a pesar del origen, algunos expertos argumentan que este tipo de parques no son lo que aparentan. Sam Trull es cofundadora y directora ejecutiva del Instituto de Perezosos de Costa Rica, donde ella y su equipo trabajan en el bienestar y conservación de los osos perezosos a través de rescate, rehabilitación y reintegración al medio natural.

Trull cree que los parques de perezosos y atracciones similares están lejos de ser naturales.

“Hablando científicamente, es muy anormal”, dijo. “No es parte del comportamiento natural encontrar tantos perezosos en un bosque tan degradado, es decir, realmente no es un bosque.”

Ella comentó que los perezosos suelen ser colocados en estos parques con el único propósito del turismo, viviendo en árboles lo suficientemente bajos como para garantizar que estén a la vista.

Costa Rica adoptó leyes progresistas de protección de la fauna en 2017, guiadas por el lema “ante la duda, favorece a la naturaleza”. Así se convirtió en el primer país en el mundo en prohibir las selfies con animales salvajes. Sus leyes de conservación de la fauna prohíben coleccionar o extraer animales de su hábitat natural por cualquier motivo que no esté relacionado con la conservación, investigación o educación. Pero los científicos dicen que el problema no son las leyes, sino la falta de cumplimiento. Trull dijo que muchos negocios mantienen animales capturados al autonombrarse “centros de rescate”. Algunos incluso permiten que los turistas interactúen con los animales, aunque dicho contacto es técnicamente ilegal.

Trull explicó que, aunque está claro que los perezosos no se trasladaron en forma natural a estos parques, es difícil para las autoridades tomar medidas sin pruebas de que fueron capturados y trasladados. Ella y su equipo han trabajado con funcionarios gubernamentales para rescatar a perezosos cautivos, por indicios de uñas malsanas o condiciones poco saludables.

“Mientras el gobierno no vea que están trasladando [a los perezosos] a estos lugares con el propósito de que la gente se tome fotos, no pueden acusarlos de estar haciendo algo ilegal”, dijo.

Incluso además de estos parques en la carretera, los especialistas de vida silvestre advierten que las interacciones negativas entre humanos y animales se están volviendo más frecuentes a medida que Costa Rica recibe casi 3 millones de visitantes extranjeros al año, en un país aproximadamente del tamaño de West Virginia.

A pesar de leyes para la protección de la fauna y las amplias áreas de conservación forestal, el número de turistas que buscan contactos cercanos con animales salvajes puede causarles un estrés significativo. Los perezosos pueden causar “embotellamiento a causa de perezosos” de turistas que rodean al animal. Los monos enfrentan peligro de electrocución por las líneas eléctricas. Las aves sufren choques fatales contra ventanales enormes en casas y hoteles lujosos.

Encuentros con animales 

Mientras caminábamos plácidamente por el sendero de observación de perezosos, los sonidos de los pájaros cantando y las hojas crujiendo nos envolvían. El grupo se detuvo cuando nuestro guía señaló alto en los árboles a un perezoso, una madre con su bebé acurrucado en su vientre. Era un momento perfecto para los turistas y una hermosa vista del animal nacional de Costa Rica. Pero la madre perezosa se movía más de lo que yo esperaba. Subía y bajaba por las ramas con urgencia, cambiando de una extremidad a otra, como si no pudiera quedarse quieta. Se sentía incongruente ver a este símbolo de Costa Rica — el querido perezoso, conocido por su calma y presencia serena — moviéndose de esa manera.

A guide helps visitors capture a sloth photo with the help of a telescope in La Fortuna, Costa Rica. (Gabriella Chavez/WUFT News)
Un guia ayuda a un turista a tomarle una foto a un perezoso en La Fortuna usando la aplicacion de telescopio de su celular. (Foto por Gabriella Chavez/WUFT News)

Después de salir del parque de perezosos, a solo 10 minutos, nuestro autobús se detuvo repentinamente. Se sentía una vibra de curiosidad en el aire. Me levanté para ver qué estaba pasando, y ahí fue cuando vi mi primer “embotellamiento a causa de perezosos”. El causante del atasco estaba colgado de su rama cubierta de hojas de un árbol al borde de la carretera. Pero la escena a su alrededor estaba lejos de ser natural. Más de tres autobuses turísticos se detuvieron, junto con autos estacionados de manera desordenada. Casi 50 personas se reunieron en círculo, todas tratando de echar un vistazo. Los turistas tomaban fotos desde todos los ángulos. El perezoso, por su parte, parecía no tener ni idea de la conmoción. Pero a medida que el caos se desataba, quedó claro cómo la presencia humana incluso con buenas intenciones fácilmente interrumpe la vida de los animales.

Vea arriba: Un grupo de turistas crean un atascadero al detenerse para admirar a un perezoso en La Fortuna, Costa Rica. (Gabriella Chavez/WUFT News)

Aunque encuentros como un "embotellamiento a causa de perezosos" contribuyen a la presión, la mayor amenaza que enfrentan los animales es la pérdida continua de hábitats naturales, algunos debido a la expansión de hoteles y otras infraestructuras para acercar a los turistas a esos hábitats. A medida que se expande la urbanización, los bosques son talados para dar paso a nuevos edificios y carreteras, interrumpiendo los ecosistemas y amenazando a la fauna.

El crecimiento de la infraestructura impulsado por el turismo también aumenta la demanda de recursos como la energía y el agua, añadiendo otra capa de amenaza.

“Hemos visto muchos casos de electrocuciones de monos”, dijo la bióloga Rose Marie Menacho Odio de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. “Este evento suele impactar mucho a las personas, ya que cuando el animal se electrocuta, es una situación muy evidente y causa una impresión muy fuerte”.

Los monos dependen de los árboles y las ramas para moverse a través del bosque. Cuando se talan tierras para el desarrollo, se ven obligados a usar líneas eléctricas en su lugar. Trágicamente, muchas de las electrocuciones involucran a madres monos que mueren con sus crías sobre sus espaldas, dejando a los bebés huérfanos. Otros primates, como los perezosos, también intentan cruzar las líneas eléctricas, sólo para caer y sufrir graves lesiones en las extremidades que les impiden regresar al hábitat natural.

Incluso en algunas de las reservas de vida silvestre mejor conservadas de Costa Rica, los turistas no se resisten a intentar interactuar con los animales. Kenneth Alfaro, de la Estación Biológica La Selva en el noreste de Costa Rica, dijo que la fotografía, incluyendo los selfies, sigue siendo un desafío a pesar de la ley que prohíbe selfies. Los intentos de capturar la foto perfecta no solo pueden interrumpir el comportamiento de los animales cuando los visitantes se acercan demasiado, sino también aumenta el riesgo de estrés.

“Tenemos un puente aquí, y a veces los monos cruzan el puente”, dijo. “Y cuando las personas cruzan al mismo tiempo, se miran uno al otro, y algunas personas no tienen la cultura ni la educación ambiental para decir, ‘Ok, voy a retroceder, dejar que el mono pase y luego continúo.’ Aprovechan la situación, se acercan demasiado”.

Otro problema es el flash de las cámaras, que puede interrumpir los ciclos de sueño de especies nocturnas como las ranas y los búhos.

Alfaro dijo que, en respuesta a estas y otras preocupaciones sobre las interacciones entre humanos y la fauna, la Estación Biológica La Selva está trabajando en nuevas regulaciones destinadas a proteger tanto al bosque como a sus habitantes.

Una necesidad urgente es asegurarse de que los turistas no dejen senderos nuevos además de los ya establecidos, para proteger a animales como los murciélagos blancos hondureños que viven y anidan en La Selva. Estos murciélagos blancos y esponjosos construyen sus refugios debajo de grandes hojas. Algunos visitantes se aventuran fuera de los senderos para encontrarlos y fotografiarlos. Según las reglas propuestas, esta práctica podría ser prohibida.

Los turistas pueden formar senderos no oficiales que dañan el bosque, especialmente en áreas pantanosas donde el tráfico frecuente de personas puede alterar significativamente un ecosistema. Aunque estas restricciones podrían limitar algunas oportunidades para observar la fauna, La Selva quiere priorizar la protección de las especies.

“Estamos revisando, ¿qué deberíamos permitir?” dijo Alfaro. “¿Qué no deberíamos permitir?”

Kenneth Alfaro, 46, is the director of academic groups and environmental development at La Selva Biological Station, Costa Rica. (Gabriella Chavez/WUFT News)
Kenneth Alfaro, el director de grupos académicos y del desarrollo ambiental en la Estación Biológica La Selva, dijo que el centro está considerando adoptar nuevas regulaciones destinadas a proteger a los animales a medida que la interacción entre los humanos y la vida silvestre se vuelve más frecuente. (Foto por Gabriella Chavez/WUFT News)

Un ave en la mano

Con su pico inmenso y multicolor, y sus plumas negras y brillantes, el tucán es uno de los pájaros más icónicos e inconfundibles de la selva tropical costarricense. A pesar de su apariencia brillante, los tucanes se integran perfectamente en el dosel del bosque, volando suavemente y en silencio. Pero su naturaleza curiosa y sus patrones de vuelo rápidos y bajos pueden volverse mortales cuando aparece una ventana de cristal transparente en su camino, una pared invisible en lo que antes era un bosque ininterrumpido.

Este es otro encuentro peligroso con los humanos, ya que un número de extranjeros que descubrieron la naturaleza salvaje de Costa Rica como ecoturistas ahora construyen casas con grandes ventanales de cristal para presenciar los árboles, dijo Menacho Odio.

“Construyen estas casas en medio del bosque con grandes ventanales”, dijo, “a menudo sin tener conocimiento de sus implicaciones y los problemas que estas ventanas causan a los pájaros”.

Después de las colisiones, dijo Menacho Odio, las personas a menudo intentan rehabilitar a los pájaros heridos, ayudándolos a ponerse de pie y a recuperar la función de sus alas. Sin embargo, debido a las altas velocidades a las que estos pájaros vuelan, pueden tener lesiones internas que no son visibles. Sin un seguimiento adecuado, muchos de estos pájaros mueren por lesiones internas días después.

Estas lesiones silenciosas e invisibles son un ejemplo recordatorio que el daño del contacto humano no siempre es ruidoso o inmediato: puede ser sutil pero igual de perjudicial. Incluso los observadores de aves más tenaces o los visitantes obsesionados con los animales pueden ser causantes sin darse cuenta. Experimenté esto en la Reserva Biológica del Bosque Nuboso de Monteverde, cuando el sendero de pronto se llenó de gente y se volvió caótico mientras los fotógrafos se apresuraban para tratar de ver a una madre quetzal que había hecho su nido en los árboles. El ruido se propagó por todo el sendero, atrayendo a más visitantes, todos esperando ver al pájaro elegante con su pecho rojo y su cola de plumas notablemente largas.

En algunos casos, la obsesión por añadir nombres de aves a una lista de avistamientos toma formas más intrusivas, como el uso de grabaciones de llamadas de aves que se reproducen a través de teléfonos celulares o altavoces portátiles para atraer a aves como el quetzal y sacarlas de su escondite.

Pero el uso de llamadas o grabaciones se considera invasivo. Puede afectar directa e indirectamente el comportamiento natural de las aves cuando son atraídas por el sonido, causando comportamientos anormales que pueden incluir el abandono de sus sitios de cría.

El Código de Ética para la Observación de Aves de la Asociación Ornitológica de Costa Rica aconseja que el uso de grabaciones a veces es importante para la investigación científica. Sin embargo, no se recomienda para el turismo, así como tampoco el uso de linternas o punteros láser con los que incluso los visitantes mejor intencionados apuntan a aves que están anidando o en proceso de cortejo.

Ese día más tarde, visité un café popular de colibríes conocido por sus filas de comederos de néctar diseñados para atraer docenas de colibríes al mismo tiempo. El aire zumbaba con el batir de sus alas diminutas, y destellos de verde y violeta iridiscentes volaban a gran velocidad en todas direcciones. Pero lo que destacó no fueron los pájaros. Fueron los turistas. Muchos estaban a solo unos centímetros de los comederos, con sus cámaras de teléfono extendidas, algunos incluso colocando sus dispositivos directamente frente a los colibríes sin tomar en cuenta el espacio de los pájaros. La experiencia cercana parecía emocionante para muchos. Pero también se sentía incómodamente intrusiva, como una versión más pequeña y controlada del caos en el sendero del quetzal.

Hummingbirds fly around nectar feeders as tourists get uncomfortably close. (Maria Avlonitis/WUFT News)
Los colibríes vuelan alrededor de los comederos de néctar mientras unos turistas se acercan demasiado a los pájaros. (Foto por Maria Avlonitis/WUFT News)

Coexistiendo

A #StopAnimalSelfies photo-op is available to tourists in La Fortuna, Costa Rica. (Gabriella Chavez/WUFT News)
La campaña del gobierno #StopAnimalSelfies les permite a los turistas en La Fortuna, Costa Rica, tomarse fotos con animales de peluche delante de un telón de fondo. (Foto por Gabriella Chavez/WUFT News)

La biodiversidad impresionante de Costa Rica y su compromiso con la conservación la han convertido en un modelo mundial de ecoturismo. Sin embargo, a medida que el turismo y el desarrollo continúan expandiéndose, los desafíos de equilibrar las actividades humanas con la protección de los animales salvajes también se expanden. Ya sea un turista explorando las selvas tropicales del país, un residente extranjero construyendo una casa en un paisaje pintoresco o un local trabajando en la industria del turismo, todos juegan un papel en la protección de los animales que hacen que Costa Rica sea tan especial. Elegir experiencias éticas con la vida silvestre, respetar los límites de los parques y apoyar iniciativas de conservación pueden ayudar a garantizar que Costa Rica siga siendo un refugio para la flora y fauna salvajes.

En algunos casos, los visitantes simplemente no lo saben. “Creo que eso es lo único que realmente hace la diferencia, seguir hablando con la gente y educándolos, decirles ‘Oye, si realmente te gustan los perezosos, no deberías de apoyar esto’”, dijo Trull del Instituto de Perezosos.

La campaña del gobierno #StopAnimalSelfies ha ayudado a crear conciencia sobre el daño causado por el contacto con los animales salvajes. A cambio, algunos lugares ofrecen selfies con perezosos de peluche.

La conciencia pública sobre los atropellos de aves también parece estar en aumento; vi diferentes variaciones de adhesivos, barras y cordones en las ventanas panorámicas a lo largo del pueblo de Monteverde, una señal tranquilizadora de que la comunidad está tomando medidas para proteger a las aves locales.

An example of the use of cords in windows on display at the Monteverde Institute to prevent bird collisions and protect local wildlife. (Gabriella Chavez/WUFT News)
Este es un ejemplo del uso de cordones en las ventanas en el Instituto de Monteverde para prevenir los choques fatales de aves contra ventanales y proteger la vida silvestre del área.(Foto por Gabriella Chavez/WUFT News)

Menacho Odio, la bióloga, remarcó que el ecoturismo ha sido en muchos aspectos positivo para Costa Rica, protegiendo una gran cantidad de tierras y generando ingresos que pueden informar a las comunidades y educar a los turistas.

“El problema surge cuando olvidamos lo que realmente representa y solo nos enfocamos en el placer humano”, dijo. “Es importante reflexionar en todo momento sobre lo que es mejor para los que nos visitan, para los locales y para la biodiversidad presente. Siempre podemos mejorar.”

Gabriella is a reporter for WUFT News who can be reached by calling 352-392-6397 or emailing news@wuft.org.

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