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Una industria maderera ‘en crisis’

A medida que los aserraderos cierran y los huracanes azotan a la industria maderera del norte de Florida, algunos terratenientes recurren a la cosecha de paja de pino como albergue económico. ¿Vale la pena el costo humano y ambiental que existe en la industria?

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WELLBORN – En la granja y vivero de Dwight Stansel en el Condado de Suwannee, filas de plántulas de pino de hoja larga se extienden hasta el horizonte como boleras verdes y vibrantes.

Mientras el administrador de la granja, Bobby Feeney, camina por un canal arenoso, recuerda haber recorrido el mismo camino en 1986, cuando el vivero abrió por primera vez. "El primer año, todo lo que cultivamos, lo hicimos en este único campo", dijo.

El vivero se expandió para satisfacer la creciente demanda, pero hoy, con el cierre de los aserraderos en el norte de Florida y la fragmentación de las tierras, "estamos casi de vuelta a eso nuevamente".

Según el análisis más reciente del Departamento de Economía de Alimentos y Recursos de la Universidad de Florida, los condados de Taylor, Liberty, Nassau y Dixie dependían "críticamente" de la industria forestal, la cual provee más del 20% de los empleos en cada uno de esos condados.

Ante crecientes desafíos económicos, algunos terratenientes recurren a una alternativa pajiza: las pinochas.

Las agujas leñosas pueden ser recolectadas anualmente, ofreciendo ingresos más tempranos y constantes que la madera. No es alto el ingreso, pero generalmente es lo suficiente para pagar los impuestos de la tierra. Por lo tanto, es un negocio atractivo para quienes ya tienen plantaciones de pino.

Parcelación

Hace cien años, el aire del Condado de Suwannee olía a pinos: fresco y a bosque. El calor de Florida liberaba sustancias químicas llamadas terpenos de las agujas de los árboles.

Hoy, el inhalar brinda un aroma diferente: el olor a excremento de pollo.

El Condado de Suwannee es el mayor productor de pollo y huevos del estado. La apertura de Everlizer, una empresa de fertilizantes que utiliza desechos de pollo como materia prima, consolidó el olor en 2015.

Mientras el número de gallineros aumenta y su penetrante olor sulfuroso intensifica, la fragancia de los pinares disminuye.

Desde 2016, las tierras forestales han disminuido un 1.2% en Florida, lo que equivale a más de cuatro veces el área de Washington D.C.

"Mucha gente taló completamente en los últimos cinco años", dijo el forestero del Condado de Suwannee, Jacob Earnest. Una tala rasa, en lugar de un aclareo, significa que los administradores de tierras cortan todos sus árboles a la vez.

Lo hicieron durante la pandemia para responder a la creciente demanda de madera sólida (madera aserrada) y de cartón (madera de pulpa).

Algunos productores que no talaron durante la pandemia se vieron obligados a hacerlo cuando el huracán Idalia azotó la región de Big Bend en 2023 seguido por el huracán Helene en 2024.

"Mucha gente cortó sus árboles demasiado jóvenes porque preferían empezar de nuevo en lugar de preocuparse por los daños en los pinos y los escarabajos de la corteza que eventualmente podrían destruir la plantación", dijo Earnest.

Algunos nunca reforestaron.

Según el Servicio Forestal de EE.UU., casi un tercio de los propietarios de bosques familiares tienen 65 años o más.

Hurricanes Idalia and Helene damaged trees throughout North Florida
(Rose Schnabel / WUFT News)
Muchos árboles cayeron durante los Huracanes Debby y Helene. (Rose Schnabel/WUFT News)

Varios programas de incentivos estatales y nacionales trataron de fomentar la reforestación, explicó Earnest, pero era difícil competir con el aumento de costos y las ofertas competitivas de desarrollo. Para algunos propietarios o sus herederos, dividir la tierra en parcelas más pequeñas y venderlas a promotores inmobiliarios fue más atractivo que mantener una operación forestal de cien acres.

En el Condado de Suwannee, la reducción de tierras ha sido sutil.

"Puede que no sea una gran cantidad la que se vendió o no se reforestó, pero sigue siendo significativa", dijo Earnest. "La parcelación es, en mi opinión, una preocupación creciente".

Cierre de aserraderos

La ruta de Live Oak a Perry es un recorrido de 40 millas por una carretera bordeada por árboles. Es un camino tranquilo y escénico, lleno de filas ordenadas de pinos.

Lo que falta, notablemente, en Highway 27 son los camiones madereros que solían recorrer el camino. Desde el cierre de la planta de celulosa Foley en Perry en 2022, ya no hay razón para que hagan el viaje.

El cierre dejó sin empleo a 525 personas y redujo los ingresos estatales de la industria maderera por unos $302 millones.

"Eso fue como una puñalada en el corazón"
Bobby Feeney sobre el cierre de Foley

Según un informe del mercado de 2023, "los expertos de la industria anticipan que los precios de la madera de pulpa en esa región sufrirán una reducción a largo plazo de aproximadamente el 50% debido al cierre de la planta de Foley".

Aún peor, la planta de Foley fue solo la primera de una serie de clausuras. El aserradero West Fraser en Perry cerró en la primavera de 2023. En septiembre de 2024, la misma empresa cerró su operación en Lake Butler.

"Cada cierre de aserradero nos afecta", dijo Tamara Cushing, profesora asistente en la Escuela de Ciencias Forestales, Pesqueras y Geomáticas de la UF. "Cuando pierdes un aserradero, pierdes competencia".

Las clausuras aumentaron los costos de transporte y obligaron a algunos terratenientes a perder árboles dañados por huracanes o transportarlos a plantas de celulosa 40 o 120 millas más lejos, en Valdosta, Georgia y Fernandina Beach.

Según Cushing, los propietarios podrían haber vendido sus árboles como madera para aserrar por unos $30 cada tonelada antes de los huracanes. Después del daño, puede que solo sean vendibles como madera de pulpa, que vale alrededor de $10 por tonelada. Entre los altos precios de combustible y el costo adicional del transporte para llegar a Valdosta o Fernandina Beach, el ingreso para los propietarios se acerca a $5 por tonelada.

“¿Cómo miras a un propietario y dices, ‘sí, entiendo que sus árboles se cayeron. Debe replantar’?” preguntó Cushing. “Ya no hay aserradero. No sabemos si abrirá otro”.

Paja de pino como una solución

En un mercado maderero inestable, empacar paja de pino puede ayudar a los propietarios de tierras a recuperar parte de su inversión previa.

Venden la paja de los pinos Slash y los pinos de hoja larga, siendo el primero más común y el segundo más deseable.

Se necesita entre 20 y 25 años para que un pino de hoja larga crezca lo suficientemente alto para talar. A esa edad, se puede utilizar para productos madereros como madera contrachapada o de pulpa. Para productos más grandes o más antiguos como postes telefónicos, son “para sus nietos”, dijo Feeney.

En un pinar ideal, los propietarios pueden cosechar paja de pino anualmente cuando el árbol tiene entre cinco y ocho años hasta que se corta. Un acre de árboles, dependiendo de su edad y su espaciamiento puede generar entre 200 y 400 pacas por año.

(Rose Schnabel/WUFT)
(Rose Schnabel/WUFT)

Investigadores de la Universidad de Georgia encontraron que la recolección anual de paja de pino aumentó la tasa de retorno de los propietarios por más de un tercio.

Melissa Snodgrass, dueña de un pinar en el Condado de Suwannee, lo ha vivido en carne propia.

Su padre, originalmente un granjero y dueño de una compañía de control de plagas, empezó a plantar pinos en los años 80. Mientras que creció la compañía de control de plagas, “plantaba más y cosechaba menos, entonces siguió plantando”, dijo. “Adquirimos más tierra con el tiempo, así que tenemos nuestros árboles extendidos”.

Al principio, la familia cosechó pinos solo para la madera. La industria de paja de pino en Florida era joven. Surgió en los años 70 cuando las protecciones para el búho manchado movieron la industria maderera de la Costa Oeste de Estados Unidos hacia el Suroeste y la popularidad de las agujas de pino se incrementó en el paisajismo.

La familia de Snodgrass comenzó a cosechar paja de pino en los años 2000.

Adaptaron ligeramente su estrategia de manejo. Cortaron los robles que pudieran contaminar la paja con hojas y ramas y ajustaron el espacio entre árboles para que quepa el equipo de cosecha. De pronto, el hacer pacas valía la pena.

Si las temporadas de cultivo son buenas, durante la vida de un árbol, "Lo que ganamos con la paja de pino es igual o posiblemente más que el valor de la madera al final", dijo. Además, “ganar dinero en cinco a ocho años es mucho mejor que esperar 20 o 25".

Jared Jackson de Putnals Premium Pine Straw en Mayo concordó. “No va a ganar un gran beneficio, pero va a ganar un vivir decente”, dijo.

A round bale of pine straw
(Raymond Balaguer Barbosa / UF IFAS)
Las empacadoras automáticas requieren espacio extra entre los árboles. (Foto por: Raymond Balaguer Barbosa por UF/IFAS)

Los productores de paja de pino son “gente normal trabajadora”, dijo Jackson, “no son gente que gana millones o corporaciones”.

Jackson y su padre trabajan en la industria de paja de pino, el padre lo hace desde los años 70. En los primeros días, “la gente le daba [pinochas] porque no la querían”, dijo Jackson. Gracias a los bajos costos, las operaciones pequeñas eran sostenibles.

A medida que crecía la industria y aumentaban los precios del transporte, la maquinaria y las sustancias químicas, a los propietarios se les presentaba una decisión: convertirse en una operación grande o alquilar sus tierras a alguien que lo hiciera.

Putnals Premium Pine Straw decidió expandir. Hoy, es un comerciante mayorista de paja de pino. Vende unos cuatro millones de pacas cada año. Jackson estimó que la compañía en sí produce alrededor de dos millones de pacas anualmente y compra los otros de productores más pequeños.

Putnals vende a centros de jardinería en todo el país. En la primavera, la mayoría de envíos van a clientes en el Medio Oeste que buscan traer el encanto sureño a sus patios. En el otoño, las pacas van a escuelas y edificios de apartamentos en el Sur de Florida.

Los clientes pagan de $5 a $10 cada paca, entonces, “si no mueve volumen, no gana dinero”, dijo Jackson.

Al igual que la madera, la venta de la paja de pino prosperó durante la pandemia. “Creció desde 2020 hasta 2022. Tuvimos números de récord”, dijo Jackson, “pero en ‘23, murió.”

Cuando disminuyó la construcción, se redujo la venta. Luego llegó el huracán Idalia en el otoño de 2023, seguido por Helene en 2024. Los huracanes dañaron las cosechas de paja de pino y los propietarios tuvieron que asumir el costo.

Si aumentara el precio, dijo Jackson, perdería clientes. “Nadie iba a pagar 50 centavos más por paja”, dijo. “Irán calle abajo a otra persona o un vendedor de Alabama, donde quieran”.

Alternativas

En su función de extensión, Cushing ayuda a los propietarios a diversificar sus ingresos.

“Cada vez más, están buscando fuentes diversificadas de dinero. Sobre todo cuando viene un huracán y destruye la madera”, dijo, “necesita algo para apoyarse estos años”.

La paja de pino no es su primera opción.

Vender arrendamientos de caza pueden ofrecer ganancias estables con poca gestión adicional. Lo que un cazador esté dispuesto a pagar depende del tamaño y la calidad del terreno y la fauna que la propiedad hospeda, pero generalmente las ganancias son lo suficiente para pagar los impuestos de la tierra.

Aun así, el negocio de vender arrendamientos de caza no es para todos. Requiere un terreno de área grande, flora diversa para atraer a la vida silvestre y un terrateniente cómodo con tener a desconocidos andando en su propiedad.

Los créditos de carbono también pueden proporcionar ingresos suplementarios. En estos acuerdos, una compañía que busca reducir sus emisiones de carbono compra (a través de una serie de intermediarios) un “crédito” de un terrateniente que se compromete a manejar su tierra de una forma para aumentar la captura del carbono. Debido a que la captura es de largo plazo, los acuerdos también lo son, muchos de 20 años o más.

La cosecha de pinocha ofrece retornos de inversión más rápidos, pero requiere tierras planas y una gestión más intensiva.

Al fin y al cabo, "es una decisión muy personal", dijo Cushing, que depende de los objetivos del propietario y de la urgencia de su necesidad financiera.

En vista de los cierres de aserraderos, la caída de precios y los huracanes, esa necesidad está en la mente de muchos productores.

"Toda la industria está en crisis", dijo Snodgrass. Sin embargo, ella y otros siguen siendo optimistas.

Los árboles más jóvenes de Snodgrass, los cuales tienen dos años, ya han sobrevivido cuatro huracanes.

“Sin duda es un momento difícil”, dijo Cushing sobre los huracanes y los cierres. Pero, “no es un problema nuevo. Hemos sobrevivido. Como industria, no desapareceremos".

(Rose Schnabel / WUFT News)
(Rose Schnabel/WUFT)

Rose Schnabel is WUFT's Report for America corps member, covering the agriculture, water and climate change beat in north central Florida. She can be reached by calling 352-294-6389 or emailing rschnabel@ufl.edu. Read more about her position here.