Escrito por Maria Avlonitis y Kat Tran. Traducido por Gabriella Chavez.
Florida y Costa Rica tienen mucho en común: hermosas playas donde anidan tortugas marinas, palmeras altas y bosques que sirven de hábitat para dos de los grandes felinos del mundo — el puma de Florida y el jaguar — especies clave en sus ecosistemas que necesitan espacio para moverse en lugares de rápido desarrollo.
Florida y Costa Rica también son dos de los destinos turísticos más importantes del mundo. Mientras Florida alcanzó un récord de turistas el año pasado — 142.9 millones de visitantes en 2024 — los expertos en el ecoturismo dicen que el ‘estado del sol’ podría inspirarse en Costa Rica para proteger sus recursos naturales y ayudar a los visitantes a apreciarlos aún más.
Nacido y criado en Venice, en la costa oeste de Florida, Pete Corradino creció en el Florida Monkey Sanctuary, un santuario privado sin fines de lucro de 4 hectáreas que fue propiedad de sus padres quienes lo administraron desde 1968 hasta 1988. Hoy Corradino es dueño de Everglades Day Safari y presidente de la junta directiva del Florida Society for Ethical Ecotourism (SEE por sus siglas en inglés).

Los líderes del turismo de naturaleza fundaron la organización en el suroeste de Florida hace más de un cuarto de siglo para ayudar a guiar una ética de turismo sostenible en un estado que era —y sigue siendo— el escenario de luchas libres con caimanes, el lugar donde estudiantes en vacaciones primaverales pisotean las dunas de arena y donde lanchas rápidas pueden dañar a los manatíes. La organización aboga por un “ecoturismo auténtico” que retiene las ganancias del turismo en las comunidades locales y apoya la conservación y restauración, para que los turistas aún tengan una Florida real a la cual visitar.
A la vez que Carradino lleva a los visitantes a excursiones de un día por los Everglades de Florida, también les ayuda a comprender lo que está en juego mientras el estado continúa perdiendo unos 45,000 acres al año debido al desarrollo.
“Si no protegemos esto, no nos queda nada”, dice Corradino. “No me cohibo en hablar de eso en mis recorridos. Le digo a la gente mientras avanzamos: este es un recurso que estamos perdiendo en este mismo momento.”
Un destino natural original
Los primeros turistas de Florida fueron atraídos por la naturaleza, no por parques de diversiones. En la década de 1870, los botes con fondo de vidrio recorrían Silver Springs. Los habitantes del norte del país, como Harriet Beecher Stowe, viajaban al sur para hacer recorridos en barco de vapor por ríos salvajes como el Ocklawaha, con sus cipreses gigantes, musgo colgante y caimanes alineados en las orillas.
“Un país de hadas”, lo llamó Stowe. “Un espectáculo extraño, maravilloso, mágico, para ser recordado como una de esas cosas únicas en la vida.”
El turismo explotó después de 1945, según la Biblioteca y los Archivos Estatales de Florida, y la naturaleza era el atractivo principal. Las atracciones tipo jungla, como los Jardines de Jungla McKee cerca de Vero Beach, promocionaban encuentros con monos. Weeki Wachee Springs contrató a sus primeras sirenas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos de esos turistas decidieron mudarse a Florida. El crecimiento fue tan “exitoso” que fomentó el tipo de desarrollo —como los mega hoteles y las autopistas— que pueden transformar la esencia de un lugar, pasando de ser un entorno salvaje a uno de turismo masivo, dijo Taylor Stein, profesor de ecoturismo en la Escuela de Ciencias Forestales, Pesqueras y Geomáticas de la Universidad de Florida.
Hoy en día, tanto en Florida como en Costa Rica, hay defensores que se preocupan porque el desarrollo excesivo amenaza con “matar a la gallina de los huevos de oro”, como lo expresa Fernanda Mora, cofundadora de Anti-Gentrification Costa Rica. La belleza natural, las experiencias culturales auténticas y los animales salvajes no se pueden vender si ya no existen, dice Mora.
La gallina de Florida ha estado en peligro desde que los ingenieros comenzaron a drenar los Everglades en el siglo XIX. Carradino les explica a los visitantes que los científicos estimaron que el sur de Florida tiene suficiente agua para sostener de forma sustentable a 3.5 millones de personas; hoy, la punta sur de Florida alberga a 7 millones de habitantes. “Si no puedes proteger el agua, y sigues acabando con ella y construyendo casas,” les dice, “no vamos a tener el recurso. No vamos a tener los lugares para caminar, remar, o hacer cualquiera de esas cosas.”
Costa Rica como modelo
Los fundadores de la Sociedad de Ecoturismo Ético de Florida (Florida Society for Ethical Ecotourism) tomaron a Costa Rica como uno de sus modelos de cómo podría el estado ir más allá de ver la naturaleza solo como un atractivo adicional. La misión de esta organización sin fines de lucro es: “Viajar de forma responsable a áreas naturales que conserven el medio ambiente y mejoren el bienestar de las comunidades locales.”
SEE desarrolló una certificación para empresas turísticas en Florida, inspirada en parte en la Certificación para el Turismo Sostenible de Costa Rica, establecida por el gobierno como una evaluación voluntaria. Los visitantes pueden buscar empresas que apliquen las mejores prácticas del turismo sostenible en su modo de interactuar y afectar los recursos naturales, culturales y sociales.
La certificación de SEE se propuso respaldar a los proveedores “que contribuyen a la sostenibilidad ambiental, social y económica de Florida.” Pero el esfuerzo así como la industria turística se detuvo durante la pandemia de COVID-19, cuenta Carradino. La organización planea relanzar la iniciativa a nivel estatal este año.
La educación y la conciencia ambiental son partes fundamentales del trabajo. Carolyn Kovacs es agente de extensión de Florida Sea Grant/IFAS en los condados de Volusia y Flagler, donde miles de tortugas marinas —principalmente las tortugas caguamas (loggerhead) y las tortugas verdes— llegan a las playas para anidar entre mayo y octubre. Estas tortugas están siendo amenazadas por diversas perturbaciones humanas que pueden incluir fiestas nocturnas en la playa o luces artificiales. Pero incluso algo que parece inofensivo, como cavar un gran hoyo en la arena durante el día, puede dañar a una tortuga que se cae en él durante la noche, explica Kovacs.
“Si cavas un hoyo en la arena, es importante volver a llenarlo antes de irte. Porque, de lo contrario, las tortugas marinas pueden quedar atrapadas allí,” dice Kovacs. Ella está trabajando con organizaciones locales en una serie de videos para las cadenas hoteleras sobre cómo los visitantes pueden ayudar a proteger a las tortugas marinas, las dunas de arena y otras maravillas de la playa.
“Si es salvaje, déjalo salvaje”
Al igual que en Costa Rica, los encuentros con animales pueden generar tensiones y malentendidos entre los turistas que visitan Florida, uno de los estados con mayor biodiversidad del país, con alrededor de 4,000 especies de animales terrestres y acuáticos. Los visitantes ni siquiera tienen que entrar a un parque para encontrarse con caimanes o aves amenazadas como las grullas canadienses (sandhill cranes).

Carradino dice que programas de televisión como “Gator Boys” y “Swamp People” pueden dar una impresión equivocada a las personas sobre cómo deben interactuar con los caimanes. Él observa la falta de conciencia cuando los turistas en sus recorridos quieren acercarse a los caimanes, o le preguntan por qué no pueden darles de comer.
"Esa es nuestra oportunidad para hacerles saber que, si alimentas a la fauna silvestre, perderán su miedo, y eso será peligroso para la próxima persona que se acerque," dice.
"Si es salvaje, déjalo salvaje."
Costa Rica está entre los 10 países principales del mundo en protección ambiental, incluyendo leyes y políticas para proteger a sus animales silvestres y sus hábitats, según el Índice Global de Conservación de la Naturaleza, mantenido por la Universidad Ben-Gurion del Negev. Estados Unidos ocupa el puesto 37 en el Índice, que analiza la gestión de tierras, las amenazas a la biodiversidad, la capacidad y la gobernanza, y las futuras tendencias.
Las leyes estrictas de protección de la vida silvestre de Costa Rica prohíben la caza por deporte (los grupos indígenas aún pueden cazar para su subsistencia), alimentar a los animales salvajes y manipular a los animales salvajes, incluso para tomarse selfies. El país cerró el último de sus zoológicos el año pasado.
Ese marco es muy diferente al de Florida, donde los turistas literalmente pueden alimentar a los caimanes entre jugar en los campos de minigolf de Smugglers Cove, que tiene cinco sedes.
Gatorland de Orlando surgió a base de un pozo de caimanes para turistas y abrió como una atracción al costado de la carretera en 1949. Atrae a unos 400,000 visitantes al año con entretenimiento que incluye luchas con caimanes.
En las selvas de Costa Rica o los pantanos de Florida, la amenaza principal que la industria del turismo representa para los animales es el avance del desarrollo hacia sus hábitats. La oficina del gobernador Ron DeSantis en 2023 trabajó en un plan para construir hoteles y campos de golf en tierras de parques estatales preservadas. Esta primavera la Legislatura de Florida está debatiendo un proyecto de ley que prohibiría tales instalaciones en el sistema de parques del estado, que promociona los 175 parques en el sistema, sus senderos y sitios históricos con el lema “La Florida Real”.
Tanto Costa Rica como Florida están trabajando para construir corredores de vida silvestre continuos con una combinación de tierras públicas y privadas, para darles a los animales en peligro, como los felinos grandes, el hábitat que necesitan y protegerlos de los impactos de vehículos. El Corredor de Vida Silvestre de Florida cubre casi 17.7 millones de acres en todo el estado. Costa Rica tiene 44 corredores definidos que abarcan 4 millones de acres en todo el país. Para dar contexto, Florida es más de tres veces más grande que Costa Rica.
“Local, local, local"
El ecoturismo, en sí mismo, se cita a menudo como una razón para proteger el medio ambiente de Florida. Carradino dijo que la organización Florida SEE quiere “seguir promocionando que el ecoturismo debe ser el mayor impulsor porque es la forma más sostenible de proteger el recurso, y proteger la industria del turismo, porque si no lo hacemos, todo se colapsa".
Pero, aunque el ecoturismo en Florida está avanzando en cuanto a metas de educación y conservación, los líderes de la industria admiten que el tercer objetivo —el turismo que “mejora el bienestar de las personas locales”— sigue siendo alusivo.
El turismo genera 2 millones de empleos en Florida y $131 billones en gastos de visitantes, según las estadísticas de Visit Florida. Pero los trabajadores de salarios mínimos a menudo no pueden permitirse vivir cerca de los destinos turísticos donde trabajan. Los negocios turísticos locales están luchando por competir con las grandes cadenas, especialmente después de interrupciones considerables, como la pandemia de COVID-19 y huracanes como Ian, que arrasaron las playas del suroeste de Florida en 2022.
La profesora de turismo sostenible de la Universidad del Sur de Florida, Brooke Hansen, dice que “es importante que los turistas pregunten sobre las cosas que les importan antes de decidir cómo gastar su dinero ganado arduamente en sus vacaciones.” Tanto en Costa Rica como en Florida, “necesitamos asegurarnos de que estamos empoderando a las comunidades locales y a las personas locales para que sean dueñas de estos negocios.”

Stein, el profesor de ecoturismo de la Universidad de Florida, ha estado liderando viajes de estudio al extranjero a Costa Rica para estudiantes durante un cuarto de siglo, mientras trabaja para desarrollar la industria en Florida el mismo tiempo. Establecer un programa de certificación dentro del gobierno estatal, siguiendo el modelo de Costa Rica, “elevaría el concepto de turismo sostenible a un nivel donde podríamos ver que sucedan cosas buenas.”
El gobierno de Costa Rica también es más eficiente al trabajar con la gente local para crear asociaciones, dice él, y trata de ser intencional al contratar guías locales para puestos federales en parques nacionales o refugios. Alguien que creció en esos bosques podría ser más un “experto” que un desconocido que los estudió desde lejos.
Aún así, cuando los inversionistas externos participan —ya sea en Costa Rica o en Florida— ocurre lo que se conoce como “fuga del turismo". Esto sucede cuando los ingresos generados por el turismo se escapan de los bolsillos de las personas locales y la comunidad, enriqueciendo en su lugar a las corporaciones o inversionistas externos.
“Creo que es realmente importante para el futuro enfocarnos en lo local, lo local, lo local, porque si el turismo no está beneficiando a todos, entonces no es una fuerza positiva", dice Hansen, de la Universidad del Sur de Florida. “Y queremos que eso suceda en todo el mundo, y realmente creo que puede ser así.”
