“Está inundando aquí. El agua llega hasta el primer escalón,” le dijo una voz distorsionada por el celular a Adriana Menéndez.
“¿Qué debemos hacer?” preguntó la madre de una familia de siete.
El huracán Debby tocó tierra en Florida a las 7 a.m. del 5 de agosto.
A las 9 a.m., lluvias torrenciales ya habían inundado las tierras alrededor de la casa rodante de la familia en el condado de Suwannee.
A las 2 p.m., “recibí otra llamada de ellos, obviamente esta llamada de ellos mucho más preocupado,” dijo Menéndez. El agua ya alcanzaba el segundo escalón.
“¿Qué debemos hacer?” preguntaron de nuevo.
Menéndez escuchó la pregunta decenas de veces a lo largo de la tormenta mientras trabajaba en una línea de información en español gestionada por el “Proyecto de Salud de la Mujer Rural” (RWHP).
Las personas que llamaban del norte central de Florida le contaron de caminos inundados, cortes de electricidad y carros estancados. Pedían guía, información y ayuda. Menéndez recibió entre 35 y 40 llamadas durante la tormenta y otras 150 a 160 en el mes siguiente.
Florida es un tesoro lingüístico. Los floridanos hablan más de 130 idiomas en casa, principalmente el inglés, el español y el criollo haitiano. Pero un análisis de WUFT a nivel de condado revela inconsistencias en las comunicaciones de emergencia que generan confusión. La mayoría de los condados rurales y agrícolas del norte central de Florida carecen de intérpretes y no tienen presencia multilingüe en sus redes sociales. Más de un tercio no cuenta con personal bilingüe ni servicios de interpretación telefónica.
Incluso entre los condados que ofrecen tales servicios, la desconfianza y otras barreras hacen que muchos residentes no busquen información de desastres de agencias gubernamentales sino de iglesias, amigos y grupos comunitarios. El Centro de Operaciones de Emergencia del Condado de Suwannee, al igual que otros siete en la región, contó con personal bilingüe durante Debby y ofreció intérpretes profesionales por teléfono. Sin embargo, Chris Volz, director asistente de manejo de emergencias, dijo que su oficina no recibió ninguna llamada en español.
La ley de Florida requiere asistencia lingüística fiable para elecciones, casos judiciales y citas médicas. Pero, a pesar de la vulnerabilidad de Florida a los huracanes, la ley estatal no requiere que las comunicaciones de emergencia sean multilingües. Los condados se ven obligados a crear sus propias estrategias de comunicación y los hablantes de español, idiomas mayas y otros idiomas quedan sin guía sobre a dónde acudir.
El problema no se limita a los condados pequeños. El condado de Palm Beach lidera el estado en producción agrícola. Más de un tercio de su población, casi 500,000 personas, no habla inglés en casa. El condado ofrece guías oficiales de 32 páginas de planificación para huracanes en inglés, español y criollo haitiano pero los gráficos, incluidos los mapas de evacuación, están en inglés con un pie de foto que aconseja copiar y pegar el texto en Google Translate para traducir.
La División de Manejo de Emergencias de Florida incluye el idioma en sus criterios para evaluar los Planes de Manejo de Emergencias a nivel de condado. El Plan del Estado, que busca unificar las acciones estatales y locales, menciona el idioma solo una vez en sus 232 páginas. “La capacidad de comunicarse con personas que no hablan inglés puede representar un desafío durante los desastres,” dice la edición de 2024 en inglés.
Pero ni este documento ni la ley estatal explica a los condados cómo superar ese desafío.
Una necesidad oculta
Más de 126,000 trabajadores agrícolas viven en Florida, según el Centro Nacional de Salud para Trabajadores Agrícolas. Son una base fundamental de la economía agrícola — valorado en $9 mil millones en el estado — y una población particularmente vulnerable a los desastres.
Los inmigrantes guatemaltecos de Huehuetenango constituyen un grupo significativo de estos trabajadores. Muchos se ven obligados a abandonar su región natal debido a sequías y la roya: dos problemas intensificados por el cambio climático que amenazan la producción de café, un cultivo económicamente importante.
La mayoría de la población de Huehuetenango se identifica como maya. Hablan cualquiera de las 22 lenguas mayas, que no son mutuamente inteligibles entre sí ni con el español. Carmen Cadena corrige frecuentemente esta idea equivocada.
“No tienen nada que ver, no son un ‘sub language’ o un dialecto o una rama… nada que ver,” dijo Cadena, fundadora de la empresa Floridana Maya Interpreters.
Originaria de Huehuetenango, Cadena y su madre inmigraron a los Estados Unidos en 1983 y trabajaron en varios roles agrícolas. Se establecieron en LaBelle, sede del condado agrícola de Hendry en el suroeste de Florida, en 1990.
Cadena aprendió inglés en la escuela y rápidamente se convirtió en la intérprete principal de su comunidad. Fundar Maya Interpreters le pareció natural. La mayoría de las empresas de traducción no ofrecían su lengua nativa, el Akateko, o la que adquirió más tarde, el Q’anjob’al.
“Ellos no las ven como necesarias,” dijo. “Pero sé que son necesarias porque he estado interpretando para mi mamá desde los ocho años.”
En 2015, la última vez que la Oficina del Censo publicó datos detallados sobre idiomas a nivel estatal, menos de 900 floridanos hablaban una lengua maya en casa.
Sin embargo, entre subcuentas históricas de las poblaciones latinas y el aumento reciente de la inmigración guatemalteca, “nadie sabe cuántas personas de origen maya hay en Florida,” dijo Allan Burns, profesor emérito de antropología de la Universidad de Florida y autor de “Maya in Exile,” por correo electrónico en inglés.
Estimó que, hoy en día, entre 80,000 y 100,000 personas de herencia maya pueden vivir en Florida. Pero, debido a la discriminación lingüística y la presión para aprender el inglés, el número de quienes hablan una lengua indígena es probablemente mucho más bajo.
Aun así, las lenguas mayas tienen una presencia local. En 2018, tres oficiales hispanohablantes respondieron a una llamada de violencia doméstica en Gainesville, pero descubrieron que la víctima, originaria de Guatemala, no hablaba español.
Un estudio de 2024 de la investigadora de ciencias sociales de la UF, Miranda Carver Martin, encontró que, entre muchos otros factores, una competencia limitada del español hacía que algunos trabajadores agrícolas del norte central de Florida fueran particularmente vulnerables a desastres.
Martin entrevistó a promotores de salud comunitarios que interactúan con los trabajadores agrícolas de la zona. “Aquí yo tengo personas que hablan zapoteco, acá Tecomán, otomí,” dijo un entrevistado. “El español les es difícil, imagínese el inglés les es más difícil aún.”
Otro describió la discriminación lingüística contra quienes no hablan español, diciendo que, cuando le preguntó a un señor si hablaba una lengua maya, “ él dijo que mejor se quedaba sin respuesta. No sé, a veces la gente le da pena.”
Ningún condado en el norte central de Florida proporciona información de emergencia en lenguas mayas, y los intérpretes son difíciles de encontrar. Debido a una intensa demanda a nivel nacional, Cadena tuvo que publicar un aviso en el sitio web de Maya Interpreters: “Algunos idiomas solo con cita previa.”
Por supuesto, los desastres no esperan una cita.
Los niños en las comunicaciones de desastre
En diciembre de 2021, una serie de tornados mortales atravesó cuatro estados en cuatro horas. Joseph Trujillo-Falcón, investigador en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, entrevistó a miembros comunitarios en Kentucky acerca de las alertas de emergencia durante la tormenta.
Muchas familias guatemaltecas en el área hablaban la lengua maya K’iche’. “Cuando vino ese tornado, esencialmente jugaron a un juego de teléfono,” dijo.
Los líderes comunitarios locales tradujeron las alertas de tornados del inglés al español para sus estudiantes, quienes a su vez las tradujeron al K’iche’ para sus familiares. Como en cualquier juego de teléfono, el mensaje se deterioró con cada paso.
Trujillo-Falcón dijo que los niños tienen un rol “muy, muy importante” en la comunicación de los riesgos durante desastres. “De un momento a otro, rompimos esas normas culturales y vimos que los niños les estaban diciendo a sus padres: ‘métete a refugio ahora mismo.’ Esa es una responsabilidad muy difícil.”
Cadena recuerda bien esa responsabilidad. “Lo veía como casi normal, como parte de mi vida,” dijo. “Obviamente, cuando crecí, me di cuenta de que era super difícil [...] a una edad tan temprana como 15, 16 años, obviamente uno no sabe lo que está haciendo.”
Gracia Fernández, coordinadora de acceso a inmigrantes y lengua del Condado de Alachua, espera proteger a los niños de este rol exigente. En junio, el condado aprobó su Política de Acceso Lingüístico, la cual explica planes de interpretación y traducción de documentos vitales, incluyendo una cláusula que estipula que no se debe utilizar a miembros de la familia como intérpretes.
Dado que la División de Manejo de Emergencias de Florida y todos los condados de Florida reciben fondos federales, deben cumplir con las medidas federales de antidiscriminación, incluyendo el Título VI de la Ley de Derechos Civiles, entre otros.
Las políticas requieren que los beneficiarios tomen “medidas razonables para garantizar un acceso significativo” a sus programas y servicios para personas con dominio limitado del inglés.
Sin embargo, no hay una cuota exacta que active la responsabilidad de ofrecer mensajes multilingües. “La guía federal dice que las entidades deberían desarrollar planes de acceso lingüístico,” explicó Jake Hofstetter, analista política del Instituto de Política Migratoria. “No dice necesariamente que deban hacerlo.”
El estándar típico para traducir documentos escritos vitales a un idioma determinado es cuando ese grupo representa el 5% o 1,000 personas de la población (lo que sea menor). Esa medida sirve para demostrar cumplimiento con el Título VI, pero no es un requisito vinculante. El año pasado, California convirtió la guía del 5% en ley estatal.
El Condado de Gilchrist, donde 1,000 residentes, o el 5.9%, hablan un idioma distinto del inglés en casa, está entre los seis condados en el análisis de WUFT que no ofrecen intérpretes certificados presenciales, posts de redes sociales en español ni interpretación telefónica. Las alertas multilingües son “algo que estamos explorando,” dijo el Director de Manejo de Emergencias Ralph Smith, “pero no es algo que hayamos necesitado nunca.”
Traducciones automáticas, malentendidos automáticos
Fernández pasó el huracán Debby en el Centro de Operaciones de Emergencia del Condado de Alachua, traduciendo alertas al español en medio del bullicio.
Fue la primera vez que el condado, donde más de 47,000 personas (17.5%) hablan un idioma distinto del inglés en casa, ofreció alertas en español en las redes sociales en tiempo real.
Si le pregunta a Fernández si las herramientas de traducción automática podrían haber sido suficientes, se ríe.
“Por supuesto hay momentos en los que está bien decir, ‘No estoy segura de que nos estemos entendiendo. Déjame sacar el pequeño robot de mi bolsillo que detecta el idioma que está hablando y lo traduce automáticamente al idioma que puedo entender,’” dijo.
Las alertas de emergencia y los documentos oficiales, enfatizó Fernández, no están entre esos momentos.
“Debería haber el mismo estándar en la comunicación en inglés que en español, criollo haitiano, mandarín y vietnamita, ¿verdad?” dijo. “Eso lo debe hacer un profesional calificado.”
El Centro de Predicción de Tormentas del Servicio Meteorológico Nacional es la voz principal de las alertas de tornados y tormentas en EE. UU. En 2015, el Centro tradujo su escala de riesgo al español para estandarizar cómo se comunica la gravedad de las tormentas.
No supo hasta seis años después que su escala era confusa para los hispanohablantes.
En 2021, Trujillo-Falcón y su equipo estudiaron cómo los hispanohablantes clasificaban palabras de riesgo como leve, elevado y moderado. Menos de 10 personas de las 1,050 encuestadas ordenaron las palabras correctamente.
El equipo trabajó con lingüistas para diseñar y evaluar una nueva escala, la cual implementó el Centro en 2022.
En un estudio aparte, Trujillo-Falcón encontró otro malentendido en el uso de las palabras “advertencia” y “aviso” de tornado por parte del Servicio Meteorológico Nacional y la FEMA. Cuando se les dio una descripción escrita, el 66% de los hablantes de inglés y solo el 38% de los hispanohablantes identificaron correctamente un aviso de tornado.
Notificaciones meteorológicas precisas en español pueden ser la diferencia entre una experiencia segura y una crisis.
Un inmigrante guatemalteco en Kentucky le dijo a Trujillo-Falcón que, durante los tornados de 2021, no vio ninguna alerta en español hasta diez minutos antes de que impactara. Si se la hubiera perdido, “me habría quedado en el piso de arriba.”
Cuando la voz de la autoridad es la voz de la opresión
Incluso cuando hay información de desastre disponible en varios idiomas, puede que los hablantes de español y de lenguas mayas duden en usarla.
El estudio de Miranda Carver Martin enumeró más de dos páginas de barreras que aumentan la vulnerabilidad de los trabajadores agrícolas en el norte central de Florida. Entre ellos se destacan la precariedad laboral, las condiciones de vivienda inadecuadas, la falta de protecciones de seguridad laboral y las políticas antiinmigrantes.
Otros investigadores no afiliados al estudio de Martin recalcaron un obstáculo: el miedo a las entidades públicas.
“Muchas de estas comunidades no tienen esa confianza en agencias de gobiernos,” dijo Trujillo-Falcón. “Honestamente, con la historia que han traído muchas de estas agencias, no les podemos culpar.”
El investigador de desastres de UF, Jason Von Meding, en el Instituto de Resiliencia del Entorno Construido de Florida, dijo que dicha desconfianza empeoró cuando FEMA se trasladó al Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. en 2003.
“La FEMA está en la misma organización que también tiene ICE [Servicio de Control de Inmigración y Aduanas], que también tiene las agencias fronterizas. Y estas organizaciones han separado familias en nuestra comunidad,” añadió Trujillo-Falcón. “Tienen toda la razón para no confiar en estas organizaciones.”
Tal desconfianza puede ayudar a explicar por qué los gobiernos no perciben la necesidad de comunicaciones multilingües.
En camino hacia la accesibilidad
Trujillo-Falcón recuerda que estaba viendo la televisión con su mamá, quien habla solamente el español, cuando le hizo una pregunta inesperada.
“¿Ey, esas no son tus categorías?”
En la pantalla, un meteorólogo bilingüe advertía sobre la posibilidad de mal tiempo utilizando las categorías de riesgo que Trujillo-Falcón ayudó a diseñar.
Aunque la noticia era desconcertante, el investigador de Illinois se sintió orgulloso de saber que esta herramienta informada por la comunidad estaba teniendo un impacto.
“Era un día muy lindo”, dijo con una sonrisa.
El Plan de Acceso Lingüístico del Condado de Alachua y la colaboración de Trujillo-Falcón con el Centro de Predicción de Tormentas son dos de los esfuerzos actuales para mejorar las alertas multilingües y aumentar la confianza entre las agencias gubernamentales y los miembros de la comunidad.
Este año, por primera vez, el Centro Nacional de Huracanes introdujo avisos en español. El Servicio Meteorológico Nacional, que ha ofrecido pronósticos en español durante 30 años, está probando una nueva herramienta de inteligencia artificial para traducir sus alertas a chino simplificado, samoano y vietnamita, con más idiomas por venir.
Mientras tanto, las organizaciones comunitarias siguen haciendo lo que pueden. Menéndez sigue en contacto con las familias que llamaron durante el huracán Debby. Aunque el trabajo es escaso y los mosquitos son muchos, la familia de siete en el Condado de Suwannee está seca y a salvo.
Ahora nos toca preguntar:
¿Qué debemos hacer?
Y nos toca responder.
Recursos:
- La línea directa del Proyecto S.A.L.U.D (352-575-8024) ofrece apoyo en español a los que llaman de los condados de Alachua, Columbia, Marion, Levy, Gilchrist y Suwannee.
- Infografías e información en español sobre huracanes, tornados, inundaciones, calor y más del Servicio Meteorológico Nacional.
- Videos y materiales impresos en akateko, k’iche’, mam, mixteco, ixil, kreyol y q’anjob’al sobre la seguridad durante las tormentas y otros temas de salud del Proyecto de Salud de la Mujer Rural.
- El Servicio Meteorológico Nacional mantiene un diccionario de términos meteorológicos oficiales en inglés y español.
Si cree que se le ha negado injustamente el acceso a servicios de idiomas de una agencia que recibe fondos federales, puede enviar una queja a la Sección Federal de Coordinación y Cumplimiento.
Cómo reportamos esta historia:
Debido a preocupaciones sobre la seguridad y la privacidad, la reportera Rose Schnabel no entrevistó directamente a los trabajadores agrícolas hispanohablantes. Las historias anónimas y personales incluidas aquí provienen de:
- Citas directas y desidentificadas de promotores de salud comunitarios del apéndice del estudio de Miranda Carver Martin de 2024.
- Entrevistas semiestructuradas de 2022 de Joseph Trujillo-Falcón y su equipo con inmigrantes y líderes comunitarios en Jonesboro, Arkansas; Mayfield, Kentucky; y Bowling Green, Kentucky, afectados por los tornados. El informe de Trujillo-Falcón utilizó seudónimos pero esta nota no, de acuerdo con el Manual de Ética de NPR.
- Una entrevista con Adriana Menéndez sobre los impactos del huracán Debby y mensajes sucesivos de WhatsApp sobre el número de llamadas y la seguridad de las familias afectadas.
WUFT recopiló estrategias multilingües de gestión de emergencias a nivel de condado por teléfono entre el 14 de agosto y el 16 de septiembre y confirmó su precisión por correo electrónico. El Condado de Duval respondió con su información después de la publicación de la versión de esta nota en inglés.