Escrita por: Guamay Martell
A Dailin Fuego, al igual que a muchas otras mujeres jóvenes y adolescentes, le encanta pasar su tiempo subiendo fotos y videos usando diferentes filtros en las redes sociales.
"Empecé a usarlos cuando Snapchat sacó el filtro con el perro", dijo Fuego. "Me gustó porque suavizó mi rostro".
Aunque ya no usa Snapchat, pasa mucho tiempo en Instagram probando diferentes filtros y experimentando con varios estilos.
La psicóloga clínica Paola Parker dijo que esto es una realidad para muchas mujeres jóvenes. Según Parker, esta tendencia es aceptable hasta cierto punto, pero cuando los filtros se usan en exceso, comienzan a distorsionar la realidad.
Aproximadamente al 80% de las mujeres en los Estados Unidos no les gusta cómo se ven, según un estudio del Park Nicollet Melrose Center. Si bien en el pasado no había forma de ver cuánto podía cambiar un rostro a menos que la persona lo visualizara o se sometiera a una cirugía plástica, hoy en día, las redes sociales brindan una herramienta al alcance de los usuarios para alterar su apariencia.
“Como los días en que no usas maquillaje y puedes arreglarte con un filtro”, dijo Fuego.
Parker coincide con el psicólogo Israel Sarasti en que el mayor problema con las plataformas de redes sociales como Instagram y el sobreuso de los filtros es que venden algo que no va más allá de una ilusión.
"Es una realidad falsa", dijo Sarasti, "estás vendiendo un producto pirata a otros".
Por su parte, Parker dice que ver una publicación de una mujer que "acaba de despertar" con su cabello luciendo perfecto, su café colocado en el ángulo correcto y sus sábanas sin arrugas no es real.
"Se ha organizado para que parezca así", dijo Fuego.
Los filtros ayudan a los usuarios a explorar cómo se verían con una piel más lisa, una nariz más delgada, diferentes colores de ojos, labios más grandes, una piel más bronceada y un poco menos de peso. Mientras que algunas mujeres jóvenes usan filtros de vez en cuando, Fuego dice que otras los usan cada vez que van a publicar algo.
“Tengo amigos que han hecho eso y siempre usan el mismo filtro”, dijo Fuego. "Si no tienen ese filtro, no se toman ni una foto".
Parker dice que ha visto en sus pacientes cómo los sentimientos de insatisfacción con la imagen corporal pueden estar relacionados con problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad.
Un estudio de 2018 realizado por Pew Research Center también encontró que del 95% de los adolescentes que tienen acceso a teléfonos celulares, el 45% de ellos están constantemente en línea.
Sarasti dijo que pasar mucho tiempo en las redes sociales crea falsas expectativas del mundo real. Agregó que muchos usuarios confían en los filtros porque temen el rechazo por no verse como otros en la cultura de las redes sociales.
Según la Asociación Nacional de Mujeres, el 40% de los adolescentes que usan las redes sociales piensan que se les juzga más de cerca en sus redes que en persona.
Sin embargo, Sarasti teme que si una joven sale a una cita, la persona pueda rechazarla por no lucir igual que en sus perfiles, lo que puede empeorar sus inseguridades, dijo.
"Es una mentira, y no estás siendo honesto desde el principio", dijo Sarasti. "No debes iniciar ningún tipo de relación, amistad ni de asociación con alguien más basada en una mentira".
Parker dijo que ni los filtros, ni el maquillaje ni lacirugía plástica pueden solucionar los problemas de autoestima porque generalmente están incrustados más allá de la apariencia física. Ella aconseja estar consciente de las implicaciones de sumergirse en un mundo virtual que representa, en muchos casos, una realidad inalcanzable.
Sarasti dijo que todos son hermosos "a nuestra manera". Agrega que cubrir las imperfecciones que son naturales para el cuerpo “cubren la esencia de quiénes somos” en el proceso. Si bien dice que sería ideal dejar de usar cualquier tipo de filtros, cree que un enfoque más eficaz para "desintoxicarse" de ellos es "publicar una foto natural por cada foto que uno tome utilizando un filtro".